Hace Años
by Jennifer Rosario Arriaga
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Hace 27 años que mi papá no ha regresado a México. A los 17 años, todavía era un niño. Mi papá sabía lo que estaba dejando atrás: su familia, su hogar, su pueblo, pero no se esperaba el dolor que venía con el don de estar separado de la gente que más ama en la vida. Igualmente, mi mamá lleva 20 años sin ver a su familia y eso viene siendo toda mi vida. En 20 años, nunca he estado lejos de mi familia por más de unos meses a la vez , y no me puedo imaginar no tener la posibilidad de tener el cariño y apoyo que mis padres me han dado todos estos años. Aunque han pasado tantos años que mis padres no han regresado a México, siempre se recuerdan de los detalles pequeños. A veces, siento que a mis padres no les gusta hablar de su niñez ni de sus vidas en México porque les trae tristeza. Sin embargo, las veces que si comparten de sus vidas en México recuerdan a sus padres. Tienen tanta nostalgia de no poder verlos ni abrazarlos, pero siempre comparten sus recuerdos felices cuando se les vienen a la mente.
Es muy difícil poder hablar con mi papá sinceramente sobre su niñez porque siente que hubo mucho dolor en su pasado y nunca quiero que me cuente algo traumático de su niñez que no está listo para compartir conmigo. Por eso, muchas de las conversaciones que he tenido con mi papá son como rompecabezas porque nunca cuentan de su vida completa y yo misma tengo que juntar las historias de su vida para poder entender porqué ciertas cosas le dan felicidad o tristeza.
Por ejemplo, algo simple que he aprendido de mi papá es que le encantan los trenes. Siempre que ve un tren, le llama mucho la atención y le encanta subirse en los recorridos en tranvía en los Estudios Universales, Hollywood y en los trenes de Disneylandia. Aunque mi familia y yo disfrutamos de los paseos en el parque temático, mi papá estaba contento con tal de dar recorridos del parque en los trenes por horas hasta que regresábamos por él. Se nos hacía chistoso y no sabíamos porque le fascinaban tanto los trenes hasta recientemente cuando me contó que uno de sus pasatiempos favoritos y recuerdos de niño era cuando su abuelo lo llevaba a la Ciudad de México en autobús y regresaban por tren. Le encantaba pasar por el monte y ver los paisajes cuando estaba con él. Mi papá siempre me dice, “Como quisiera regresar al tiempo cuando éramos niños; cuando no te importaba nada de las preocupaciones de la vida hoy.” Mi papá solía contarme:
“Mi abuelo me llevaba de la mano a los 5 o 6 años. Nada más la dicha de que me llevara, me daba felicidad pero también siempre me compraba algo. Él fue el primero que me llevó a la Ciudad de México. Nos fuimos en autobús pero regresamos en tren. Una vez nos fuimos a la Ciudad de México y nos dejó el tren en la ciudad de Veracruz… pero eso tiene ya hace muchos años. Si no me llevaba con él, lloraba. También íbamos a cuidar a los borregos en el monte y abrazábamos a los pequeños. Era nuestra niñez. No había computadoras ni teléfonos, ni internet. Si te enseñaron a contar, era de contar borregos. No se compara a la actualidad que vivimos ahorita.”
Mi papá tiene mucha nostalgia cuando recuerda a sus abuelos, y afortunadamente todavía tiene a sus padres. En el caso de mi mamá, ella no creció con sus padres pero tuvo mis bisabuelos, quienes la cuidaron como si fueran sus padres. Mi bisabuela, María Manuela Díaz, falleció en octubre de 2012. Recuerdo que fue pesado para mi mamá tener que perder a su mamá y no podía consolarla ni entender lo que estaba sintiendo. Al solo tener 19 años con ella, mi mamá sufrió mucho porque no tuvo la oportunidad de cuidarla y tener su apoyo cuando tuvo a mis hermanos en los Estados Unidos.
Comparada con mi papá, mi mamá siempre habla de su mamá. Cuando nos está cocinando algo, siempre nos cuenta una historia de cuando cocinaba con ella o cuando iban a la plaza para comprar chiles. Muchas de las historias que nos cuenta de su niñez son sobre su mamá, especialmente cuando iban a cuidar a las vacas cuando iban a dar a luz. Nos contaba que a veces se dormían ahí para poder estar atentos y ayudar a las vacas. Igual que mi papá, reconozco que mi mamá también extraña tanto los momentos en su pueblo y los recuerdos que tiene con su familia. Sé que extraña tanto ir a cuidar a las vacas con sus hermanas y mamá que decoró su cocina con cortinas y toallas de diseño de piel de vaca y siempre se pone contenta cuando mira las vacas en los files por nuestra casa en el valle central.
Todos los recuerdos que mi mamá tiene de su mamá le traen mucha nostalgia pero aprecio las historias que me cuenta y trato de conocer lo más que puedo sobre mi bisabuela por sus historias ya que no la pude conocer. Mi mamá siempre me dice que siempre recuerda las veces que pasaron juntas y de repente saber que no está, le da mucha tristeza. Mi mamá contaba:
“Cuando estaba triste o tenía un problema, mi mamá siempre estaba ahí. Ella era muy de apapachar. Siempre te escucha; siempre estaba ahí, simplemente con su presencia. Era muy paciente en escucharte y siempre me estaba preguntando cómo estaba. Siempre tenía el apoyo de ella. Recuerdo cuando salimos al río cuando de repente no había agua en la casa. Íbamos al río para lavar ropa. En vez de verlo como un trabajo, era una diversión para nosotras. Mis hermanas y yo jugábamos… el agua en los pies, jugando con cualquier cosa ahí. De repente nos mandaba a tender ropa. Después, mi mamá llenaba su canastita de ropa y nos regresamos a la casa. Todos querían ir con mi mamá porque era divertido. Algo que extraño también es cuando siempre íbamos en familia los jueves a comer barbacoa de borrego en la plaza. Esos eran los momentos felices con mi mamá, y mi papá también.”
Los recuerdos de mis padres se basan más allá de sus experiencias en la escuela o en el pueblo, y se enfocan más en los recuerdos que tuvieron con sus familias. Mi papá decía, “A veces, tienes una necesidad de verlos, aunque les dices que tienes todo, siempre te faltan ellos. No siempre estás completo, te falta algo. Hay nostalgia en tenerlos lejos.”
Aunque mis padres quisieran regresar a México para estar con sus familias, no es posible en este momento. Mi papá habla de regresar a México con mi mamá para casarse después de que todos sus hijos se gradúen de la universidad. En ese caso, yo me quedaría sin ellos y sería la misma experiencia que ellos tuvieron al solo tener sus padres por su juventud. Pero yo no estoy opuesta a que se vayan porque he visto el dolor que han tenido en perder a sus seres queridos y sé que se sentirán más felices en México. Igual, tengo esperanza que en el futuro yo podré ir a visitarlos si fuera el caso. Por eso mismo, yo trato de disfrutar todos los momentos que tengo con mis padres, porque en algún futuro serán recuerdos del pasado.