Noche en Hollywood: Blue Mondays!

Blue Mondays

Graphic designed by Cris Avitia Camacho

Después de una semana agotadora de exámenes y ensayos de mitad de trimestre, mi mejor amiga Elizabeth y yo sabíamos que necesitábamos una noche para desconectarnos del estrés académico. No había mejor opción que Blue Mondays en Hollywood, un club que descubrimos en nuestro primer trimestre del segundo año de universidad y que desde entonces se ha convertido en nuestro refugio.

Desde la primera vez que pisamos Blue Mondays, supimos que habíamos encontrado un espacio donde podíamos expresarnos libremente, sin miedo a ser juzgadxs. Como dos personas queer y alternativas, encontrar lugares donde podamos vestirnos como queremos, rodearnos de otres Latinxs góticxs y alternativxs, y simplemente existir en comunidad, no es algo fácil. Pero este club nos ofreció precisamente eso: un espacio donde la música, la moda y la identidad convergen en una celebración de lo diferente.

La noche de nuestro regreso al club fue fría y lluviosa, así que nos pusimos nuestras chaquetas de cuero, listxs para enfrentar el clima. Llevaba mi paraguas favorito, pensando que nos protegería durante el trayecto, pero en cuanto subimos al autobús, se negó rotundamente a cerrarse. Entre risas y frustración, intenté doblarlo de todas las maneras posibles, mientras Elizabeth se reía de mi lucha inútil contra el objeto rebelde. Finalmente, cuando llegamos a Hollywood, nos dimos cuenta de que no podíamos entrar al club cargando con mi paraguas gigante, así que lo abandonamos ceremoniosamente detrás de un arbusto en la entrada de un edificio cercano. Un pequeño sacrificio por una noche épica.

Al entrar a Blue Mondays, sentimos instantáneamente la energía vibrante del lugar. La primera parada fue el Main Room, donde nos sumergimos en la mejor selección de First Wave, New Wave, Dark Wave y Post Punk. La música de Depeche Mode, The Cure, The Smiths y New Order llenaba el espacio, y nos dejamos llevar por el ritmo, bailando como si la semana de exámenes nunca hubiera existido. No éramos las únicas: a nuestro alrededor, otres Latinxs queer góticxs y alternativos disfrutaban del ambiente, creando un espacio de comunidad donde todes éramos bienvenidxs.

Después de un rato, decidimos explorar el Patio, donde se celebraba la Guilty Pleasures Night. Aquí el ambiente era completamente distinto, pero igual de divertido. De pronto, pasamos del dramatismo oscuro del Main Room a una fiesta nostálgica llena de éxitos de Britney Spears, ABBA, Aqua, Spice Girls y Rocky Horror Picture Show. Cantamos y bailamos sin vergüenza, rodeadxs de una multitud que, como nosotrxs, disfrutaba tanto del pop como del post-punk sin ningún tipo de contradicción.

La noche pasó volando, y cuando nos dimos cuenta, era hora de regresar. Antes de irnos, decidimos volver al lugar donde había quedado mi paraguas, más por curiosidad que por otra cosa. Para nuestra sorpresa, ahí seguía, completamente intacto. Con mi paraguas rescatado, la noche no podía terminar sin una última parada en Taco Bell. Sentadxs con nuestros tacos y burritos, hablamos de lo increíble que había sido la noche, de lo mucho que necesitábamos ese escape, y de lo agradecidxs que estábamos por tener un espacio donde podíamos ser nosotrxs mismxs, rodeadxs de una comunidad que nos entendía. La noche culminó al llegar de regreso a casa–nuestro dormitorio–como a las dos de la mañana, gracias al novio de Elizabeth que nos recogió de Taco Bell.

Esa noche en Blue Mondays nos recordó por qué seguimos volviendo a este lugar. En medio del caos de la vida universitaria, este club nos ha dado algo más que música y baile: nos ha dado un espacio donde podemos existir libremente, donde la identidad no tiene que explicarse ni justificarse, y donde podemos compartir nuestra pasión por lo alternativo con otres que entienden lo que significa. 

Así que, aunque los exámenes seguirán y la vida seguirá siendo caótica, siempre tendremos Blue Mondays, la música y, por supuesto, una buena historia sobre un paraguas rebelde que simplemente no quiso cerrarse.