El Origen del Día de Los Muertos y Su Celebración Moderna

Image taken by: Cris Avitia Camacho

Octubre marca un periodo de transición, anticipando la llegada del invierno, pero entre sus días también se manifiesta un espacio sagrado. Esta época no solo se centra en recordar, añorar, y reflexionar, sino que cobra vida de una manera única en la celebración del Día de Los Muertos. Esta festividad, también conocida como el Día de los Difuntos, es una festividad tradicionalmente celebrada a finales de Octubre y principios de Noviembre en México y en otras partes de Centroamérica. El primero de Noviembre se dedica a las almas de los niños y el segundo de Noviembre es dedicado a los difuntos de edades mayores. El origen de esta festividad se encuentra entre los rituales católicos y las culturas indígenas históricas. Estos rituales católicos fueron traídos por los españoles y se combinaron con las conmemoraciones  del Día de Muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos. Por ejemplo, en las antiguas culturas indígenas, la muerte no se veía como el final de la vida, sino como una transición a otro plano. Y de esta manera, se estableció la creencia que las almas de los fallecidos podían regresar al mundo terrenal para visitar a sus seres queridos en estos días de celebración. Esta celebración no está limitada a México, ya que tiene orígenes en Mesoamérica y toma prestado tradiciones de otras civilizaciones indígenas, como los Aztecas, Mayas, Purépechas, y otros grupos originarios de lo que hoy se conoce como México y Centroamérica. Por ejemplo, Guatemala, Honduras, Perú, Ecuador, Bolivia, y El Salvador son unos de los otros países que también celebran a los difuntos a través de una celebración de vida. 

En tiempos modernos, esta celebración de vida es caracterizada por festivales, celebraciones familiares y altares, dándole homenaje a familiares a través de ofrendas. Un altar, o más bien conocida como una “ofrenda,” se caracteriza por sus colores llamativos, calaveritas de azúcar, flores de cempasúchil, velas, papel picado, incenso, fotos, un perro guía, y las comidas y bebidas favoritas de los difuntos. Los altares varían  de lugar a lugar, pero comúnmente se hacen para conmemorar a varias generaciones de una familia. Otros altares solo le hacen homenaje a una sola persona. Si se trata de una ofrenda comunitaria, a veces las comunidades permiten a los miembros de la comunidad traer las fotos de sus parientes difuntos. El Día de Los Muertos también está caracterizado por comidas comunes como el pan de muerto, tamales, mole, y bebida de atole. Estas comidas se comparten entre familia y amigos y simbolizan la celebración de la vida y comunión con los difuntos. 

Hoy, esta celebración traspasa fronteras y se celebra en comunidades Latinas de los Estados Unidos, manteniendo sus tradiciones ancestrales y adaptándose a nuevas formas de conmemoración. Por ejemplo, en California se hacen festivales comunitarios y universitarias ya que el estado tiene una gran población Latina. En la ciudad de Sacramento, se hacen varios festivales y desfiles del Día de Los Muertos, uno de los más conocidos es la celebración anual en el Panteón de Sacramento. En este festival, hay decoraciones de calaveras, manualidades, música en vivo, desfiles, comida, competiciones de vestuarios y narraciones de leyendas. Este es uno de los varios eventos que toman lugar en los Estados Unidos, y sirve de ejemplo de cómo esta festividad ha viajado y mantenido su esencia a través de generaciones. El propósito del Día de Los Muertos es ayudar a las familias a conmemorar a sus seres queridos fallecidos y celebrar la vida en conjunto. Tanto en comunidades Mexicanas como en el resto de Latinoamérica, incluyendo los Estados Unidos, esta festividad ha prosperado y perdurado a lo largo de las generaciones, manteniendo su esencia inspirada en sus raíces culturales indígenas.

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