World Wide Latina Belt: Fusionando lo colonial


Aparte de las grandes sensaciones que se vivieron durante la recta final del
Mundial 2022, tras la histórica ganancia para Marruecos en avanzar a la semifinales, o inclusive la pérdida de Francia en la final, un término saliente lideró discursos de raza e identidad durante la partida final – el cinturón mundial latino.

 

El “world wide latina belt” o cinturón mundial latino, también conocido como “mestiza belt”, se rastrea principalmente a un usuario en Twitter que se apoda con el nombre de usuario @protestantwind. En su publicación principal del 2020, @protestandwind annexa un mapa del mundo estratégicamente ambiguo, trazado por un color rojizo con titulación: “all people from these places are latinas”, o “toda la gente de estos lugares son latinas”.

 

Obviamente, en el mapa, la mayoría de Latinoamérica es destellada del sello de aceptación rojizo. Mientras que por otro lado, al otro lado del mundo, una concentración menor de rojo, pero igualmente existente es notable. Países africanos como Algeria, Libia y Marruecos fueron otorgados el estatus de latino acorde al esquema rojo. Mientras que en Europa, países como Bosnia, Grecia, Italia y más también fueron contados como latinas. Por último, en el continente asiatico, Arabia Saudita, Irán, Siria y más de Asia del Oeste, Sur y Sudeste conforman el cinturón latino. Aunque inconcluso por las diferentes cautelas históricas que conforman la aceptación del estatus latino, este mapa nos da a conocer una distinta manera de ver la identidad e incluso la interseccionalidad que conlleva la identidad latina. No es coincidencia que esta agrupación de “latinos” fueron señalados, pues tiene algo muy importante en común: su pasado histórico. 

 

La corona española es conocida por sus extensas agendas imperialistas, pues facilitaron y forjaron diferentes interacciones a identidades previamente (y mayoritariamente) heterogéneas. Según historiadores, a lo largo de su conquista, España tuvo más de 35 colonias en el ente global, muchas de ellas mencionadas por el cinturón mundial latino. Y es que a pesar de todo el daño causado, – desde exilios politicos, racismo, homogeneización, esclavitud, genocidios, explotación en su totalidad– las resonancias de discriminación a base de etnia y raza son evidentes en marcos politicos americanos. 

 

La comunidad de árabes fue particularmente importante en la época del virreinato pues según Wail S. Hassan, muchos de cultura, infraestructura, filosofía, literatura, ciencia, música, gastronomía, etc, fue mayormente influenciando en la Península Ibérica. De hecho, la migración hacia la “primera” exploración hacia el supuesto “Nuevo Mundo” incluyó a los árabes debido a que fueron llevados para traducir y facilitar comunicación con España y la supuesta “India”. Además, se cuenta que los empleados de las naves eran árabes.

 

La migración forzada hacia Latinoamérica de árabes no fue exclusivamente durante la era colonial. De hecho, las primeras olas migratorias se extienden desde el Imperio Otomano, hoy en día incluyendo los actuales Siria, Líbano, y Palestina. Según, Nesim Şeker, el primer periodo de migración ocurre en el siglo 16 hasta el 18, donde la deportación y diferentes factores socio-políticos obligaron a muchos de sus habitantes a migrar a diversos países alrededor del mundo. 

 

En el caso de Estados Unidos, en un mundo político racializado, donde la identidad privada se vuelve debates públicos, ataques o disparates racistas y discriminatorios son discretamente trivializados. Un claro ejemplo se maneja desde el lente americano, pues se presenta una homogeneización de identidad que fusiona identidades latinoamericanas con árabes en base a sus rasgos fenotípicos.

 

Uno de los legados del virreinato, visiblemente en la sociedad americana, se engendra en la falta de identificación correcta con Americanos de Árabes o del Medio Oriente y África del Norte. Acorde a un estudio de identidad propia y percepciones, formulado por Germine H. Awad y sus colegas, desvelan cómo el Censo Americano categoriza a estas personas como blancas. Esto es aunque más de 84% de participantes se consideran como una minoría étnica y oponen esta identidad forzada. Esta invisibilidad en el censo es alarmante debido a que facilita la falta de representación y reconocimiento en las esferas políticas y sociales – presentando así, a la identidad arabe como un monolito. 

 

De esta misma racialización estadounidense, se nota que en las esferas ciber-sociales existe una politización y racialización. Es por eso que notamos cierta división clara en cómo algunos grupos latinoamericanos responden a las ganancias de ciertos grupos no-latinoamericanos. Al igual, hay diferentes comunidades que se forman, por ejemplo el “black twitter” o “twitter afrodescendiente”. 

 

Para esclarecer, las divisiones del Mundial no son sencillamente una congregación para comentar de donde son los mejores jugadores del mundo. Sino que también es para dividir y solidarizar con pasados recurrentes que unen y dividen a la poblaciones de pasados asfixiantes. Las divisiones en las redes sociales que acontecieron con el Mundial fomentaron una congregación discutiendo sus grupos favoritos basados en la nacionalidad. Al mismo tiempo, esto logró congeniar un foro de división por sus diferencias, y entorno, presenta solidaridad de pueblos igualmente impactados por sus pasados compartidos.

 

Un usuario en Twitter, @msntinas alentando a Marruecos, comenta: “morocco part of the world wide latina belt i hope they win” [sic]. 

Credito de la Foto: Usario de Twitter @msntinas

Sin llegar a duda vemos como el cinturón mundial latino trasciende sus tonalidades cómicas y vemos como se vuelve un producto de la solidaridad internacional que conecta sus receptores por sus experiencias históricas ante el sistemas opresivos a lo largo de la historia. Se vuelve un símbolo de resistencia e integración que comprende su amenaza común y la ataca desde una acción colectiva multicultural. Nos ofrece un entendimiento efímero de como comunidades minoritarias se congregan para resistir al enemigo.

 

Las anotaciones del cinturón mundial latino se unen a las imaginaciones de quienes reflexionan sobre la deconstrucción de sistemas opresivos. Y aunque este mapa une una serie de identidades distintas, teje una red de conexión por similitudes históricas, experiencias en común y la solidaridad entre comunidades. El cartógrafo twittero de este mapa, a lo mínimo, logró transformar percepciones arcaicas de homogeneización a un estado de empoderamiento y solidaridad, impulsado por historias convergentes.

 

Puede ser que @protestantwind no tuvo la intención de que su mapa fuera analizado tan profundamente y que solo fue un chiste ligero. Que quizás tomó ventaja de la tendencia de jugar con las percepciones convergentes de Latinoamérica y árabes. De cualquier manera, el usuario se ganó el apoyo de sus seguidores pues fue bien recibido por sus consumidores a plano que se viralizó. Porque enseñó como la solidaridad de comunidades tan distintas se puede formar a través de experiencias compartidas. 


Aunque los marroquíes, los filipinos y los otros grupos mencionados en el “cinturón mundial latino” no se les concedió una identidad latinoamericana válida ante el mundo político, sí ayudó a comenzar esa conversación de experiencias compartidas. Y también bastantes carcajadas.

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